El Gobierno, por medio de su flamante Ministro del Interior, estaría disponiendo que se hagan las pruebas del polígrafo en la PJ, para ver qué policías son buenos y malos.
Diga lo que se diga, la prueba del famoso detector de mentiras si es un test con base científica, es más, es considerada una prueba forense. Pero ¿qué legitima la prueba…?
1. Debe haber legislación expresa en un país sobre este tema, pues caso contrario, se podrían violentar derechos fundamentales de las personas.
2. Nunca una prueba de polígrafo puede considerarse la única fuente de información para una investigación, pues de nuestra experiencia, hay veces que el poligrafista también es sujeto de corrupción o error, como ha pasado ya con ex agentes del espionaje, en donde a pesar del equipo haber dado gráficos que correspondían a datos de mentira, el testador no los identificó como tales, por error involuntario, en otros casos habría sido por dolo.
3. Se recomienda que los poligrafistas que realizan las pruebas sean miembros de APA, por sus siglas en inglés, de tal manera que se pueda tener la posibilidad de auditorías.
4. Nunca se debe emplear un proceso técnico con fines políticos, porque el resultado es justamente lo que está pasando, se toma un valioso recurso investigativo como herramienta de venganza o revancha.
El presidente no atina cómo demostrar el famoso golpe de Estado que se habría fraguado el 30 de septiembre del 2010 y en su desesperación mezcla recursos para combatir técnicamente la inseguridad con acciones para encontrar al golpista infiltrado que, seguramente, después de las 5 551 pruebas de polígrafo no saldrá el tan esperado “doble agente”.
Con esto, los señores de la Policía Judicial del Ecuador podrían decir en coro: “La injusticia ya es de todos”.