Llevo 50 años asistiendo al estadio Atahualpa, 30 de los cuales he ido al mismo sitio. Quiero dejar en claro que apoyo la ordenanza que regula la seguridad en los escenarios deportivos y detiene el negocio de la sobreventa de entradas. Cuando se debatía este proyecto se argumentó que es en defensa del aficionado, pero no tomaron en cuenta la tradición futbolera de quienes vamos con amigos o con familiares, y que han comprado los abonos en diferentes fechas. Según escucho, hoy se quiere imponer un espacio en una localidad que el Cabildo adjudicará a la buena de Dios.
Dejo por escrito mi rechazo con respecto a que se me obligue a ir a un puesto diferente al que he ido la mayor parte de mi vida, por lo que, de ocurrir esto, pido al concejal Villamar la devolución de mi dinero. Estoy seguro de que no seré el único que reclamará el día viernes cuando la mayoría de los concurrentes se encuentren obligados a ir a una localidad que no sea de su agrado.