Con toda la polémica generada estos días sobre la nueva disposición de la Píldora Anticonceptiva e Emergencia, me llama enormemente la atención que los menores de edad tienen que presentar permiso de los padres para hablar sobre el tema en distintos medios de comunicación. Me sorprende que no puedan dar su punto de vista sin consentimiento paterno, pero que tengan el “derecho” de pedir la píldora de forma gratuita en cualquier centro de salud sin que los mayores se enteren. Nos dicen que seamos realistas, que los jóvenes de todos modos tienen una vida sexual activa. Encuentro cómico entonces ver en las licorerías que no se vende alcohol a menores de 18, si de todas formas los adolescentes se emborrachan antes de la mayoría de edad. Mejor dejemos las incoherencias e indaguemos en el problema de fondo de la educación sexual que se está imponiendo en el país.