Estaba analizando sobre qué tema escribir y mientras revisaba las páginas de opinión de los diarios ecuatorianos, me encontré con un artículo de la Sra Rocío Santibáñez Vásquez en el diario El Universo con el título de “Futuras generaciones de médicos ecuatorianos” y pensé, como médico ya retirado, que valía la pena leerlo y al mismo tiempo hacer algunas observaciones personales. Excelente el comentario y bien escrito, el análisis ponderado y profundo merece destacarse cuando se trata de una de las carreras universitarias más importantes, no sólo por la finalidad social y humana que conlleva esta profesión, sino por el futuro de los pacientes a quienes sirven, ya sean en los hospitales públicos, del IESS o clínicas privadas y consultorios asociados o particulares. Los médicos de mi generación de los años 50 del siglo pasado, cursábamos los siete años de estudio con un pénsum académico muy práctico de acuerdo con la realidad epidemiológica de la época y las materias de estudio eran el reflejo de lo que debíamos aprender para ser buenos profesionales y garantizar la salud y vida de niños y adultos a nuestro cargo y desde luego la ética y compromiso social con la comunidad. Muchos de estos valores se han ido perdiendo, mientras la tecnología médica ha dado pasos agigantados en todo el mundo que en cierta forma ha deshumanizado el contacto personal con los enfermos, tan importante y crucial para paliar el sufrimiento humano.Muchas cosas buenas han desaparecido, para dar paso a la modernidad y al facilismo académico que no garantiza que el médico esté bien preparado para ejercitar su labor y el usuario desconfíe de su preparación. Les recomiendo a las autoridades meditar sobre el futuro de los médicos ecuatorianos.