No se me hizo el milagro

El sábado, en la víspera del Informe a la Nación del Presidente escribí: “Estoy en retiro espiritual para rogar que el informe del presidente Correa a la Nación de mañana se ajuste a la verdad, esté exento de injurias, insultos, calumnias y mentiras, que nos hable a todos los ecuatorianos como un estadista y que se olvide que es presidente solo de su grupo, Alianza País, sino de todos.

Que le recuerde a la señora Aguiñaga que Montesquieu está hoy más presente que nunca en las definiciones de los Estados democráticos y para nada son obsoletos sus “códigos”, como lo dijo con liviandad. Que hable con respeto de la oposición, que no ofenda a la restauración derechista que, según Ud. se está formando para acabar con la revolución del Siglo XXI.

En este país y en el mundo hay cabida para todas las ideologías. Se lo digo yo, que soy socialdemócrata convencido de que puede y debe haber un gobierno democrático, que respete las funciones e instituciones del Estado. Si habla de la visita papal no la politice, no pelee por el lugar de concentración en Guayaquil.

Eso le corresponde al Alcalde, nos guste o no el señor Nebot, y a las autoridades religiosas. Ud. es cristiano, católico, va los domingos a misa, comulga y por lo mismo su respeto al papa Francisco debe ser ejemplar. Y, por favor, a quienes nos molesta, con todo el derecho del mundo, su forma de gobernar no nos ofenda, no nos denigre, ya que no por eso vamos a cambiar.

Todo lo contrario, nos fortalecemos. Denos una demostración que puede superar su carácter y dar un informe corto, que no supere sus largas sabatinas, las odiosas cadenas. Pero el domingo, Día de la Patria, al comenzar a oír el mensaje del Presidente me desengañé. Todos lo oyeron descalificando a la prensa no solo del país sino de Latinoamérica. Una pena.

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