Qué triste es ver morir a las personas que se ama o que se conoce. Enfermarse o sufrir un accidente es una desgracia fatal en casi todos los casos. El día domingo 3 de junio, a las 16:00, en el sector de Eugenio Espejo, cantón Otavalo, hubo un accidente automovilístico en la que una joven de 21 años resultó gravemente herida, fue trasladada al Hospital San Luis de Otavalo, pero como no hay aparatos y, creo yo ni personal, no pudieron hacer nada y le enviaron a la cuidad de Ibarra.
La herida y su familia llegaron a una casa de salud particular, se encontraron con la sorpresa que allí no había ventiladores, esos aparatos que sirven para dar atención a pacientes que tienen problemas pulmonares. Con la desesperación y el corazón destrozado y lleno de angustia, la familia se trasladó a la ciudad de Quito. Aquí es atendida en un hospital particular pero fue muy tarde, la chica falleció.
En el traslado del paciente, en el ir o venir de un hospital a otro se va la vida. Es una pérdida grandísima de tiempo. En el caso mencionado, la herida
fallece por la falta de atención. En el trascurso de dos o tres horas es inevitable que la muerte se acerque y el dolor se apodere de la familia y parientes.
Hasta cuándo tendremos que esperar que la revolución ciudadana se ocupe de los hospitales de provincias. La pésima atención, la falta de equipo, la falta de médicos, de ambulancias, de medicinas es permanente. Es deplorable ver a tanta gente que ruega por atención y si se logra ingresar para ser atendido o internado hay que tener algo de dinero para comprar las medicinas que piden, porque en los hospitales no hay nada. Y esto va para los hospitales del IESS también.
Tratar de salvar la vida de un paciente o herido es primordial para sus familiares, que con desesperación no saben adónde acudir o acuden a ciegas o adonde el instinto los lleve, sin pensar siquiera que al llegar a un hospital privado le pidan primero una tarjeta de crédito o si van a un hospital del Estado de un momento a otro lo que piden una caja mortuoria por que no se pudo “hacer nada” por la falta de todo.
Otavalo y muchas ciudades del país necesitan hospitales bien equipados y con buena atención, el enfermo o herido debe ser atendido en la casa de salud más cercana. El pedido es urgente, pues no se debe permitir que tanta gente muera.