El Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca, insiste en las viejas prácticas tradicionales de formulación y ejecución de proyectos “muestras” que incumplen, deliberadamente, la condición de masividad que requiere el sector agropecuario para su desarrollo.
Se advierte aún la negativa presencia de un desajuste operativo en las acciones actuales del Magap, insistencia sin alternativa que obliga a realizar pequeñas acciones aisladas, apartadas unas de otras, distantes de las propuestas conceptuales contenidas en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social, comprometiendo los índices de crecimiento nacional. No puede haber gestión técnica efectiva, desconociendo el uso de las más elementales herramientas de la práctica agrícola para el desarrollo rural.
El país requiere de urgencia la presencia y la intervención de un profesional temático, altamente capacitado y calificado para ejercer el delicado y exigente cargo de Ministro de Agricultura y Ganadería, que acredite específica experiencia en la solución de los problemas agrarios. Nada tiene que hacer, en estas circunstancias, un caballero que ocupa su tiempo fumando puros y bebiendo vino, que lejos está de ejercer las medidas que permitan revertir la actual y muy grave situación institucional, revocando la actual parálisis operativa, agravada por la injustificable demora de más de cuatro años, en la formulación final de la Reforma Institucional; aspecto que ha incidido, seriamente, en la atrofia estructural de severas consecuencias operativas y funcionales de la economía nacional.