No, no me refiero a cómo medir la decreciente popularidad del humanista-dictador Nicolás. Me refiero a cómo medir el grado de madurez política de una nación, que estará marcado por la educación de sus ciudadanos y por cuán manipulable es su criterio. Creo que un país llega a la madurez política cuando logra ser gobernado por sus leyes y no por los seres humanos que elige democráticamente para que administren los intereses del Estado. Cuando se hace tabla rasa de las leyes, el criterio del Mandatario pasa a ser la vedette, y lo tendremos hasta en la sopa a través de propaganda oficial, cadenas y demás, irrumpiendo en los hogares con la política del micrófono, borrando los límites que deben tener los poderes del Estado con sus pesos y contrapesos. Entonces podríamos afirmar que la madurez política de una nación es inversamente proporcional a la exposición mediática del Mandatario. Si no lo cree, vea qué tanto madura Maduro y qué tanto más dura.