Hay cosas que por más que pase el tiempo no deben cambiar y es la figura de la madre y del padre frente a sus hijos. Pues no es la palabra la que convence sino la actitud.
Padres y madres dedicados a las redes sociales mientras sus hijos les hablan, dan como resultado niños dispersos, quemimportistas, que dan más importancia a los aparatos tecnológicos más que a las personas. Ese es uno de los múltiples problemas con lo que nos encontramos los docentes que a veces nos sentimos navegando contra corriente.