No sólo es el 13 de mayo de 1830, sino la fecha de la Victoria Alejandro-magnífica de Tarqui, el 27 de febrero de 1829 que, se han ignorado o, de algún modo, tratado con ingrata mezquindad; sobre esta última cita en sus páginas el año pasado el Dr. Iñigo Salvador: “¿Qué sentido tiene rememorar una efeméride si no se cuenta el cuento completo?
El hecho es que el Perú en 1829 invadió la tierra de sus libertadores, y que el Mariscal Sucre y el Gral. Flores vencieron, sin mayores aspavientos, con un ejército la mitad de numeroso. ¡Esa es la verdad!
El Gran Mariscal que llegó al campo de batalla herido desde el atentado de Chuquisaca, que también comprometía al Perú y le dejó con su brazo derecho lisiado, vio personalmente lo que vio y en la misma arena ascendió a General al aguerrido Coronel Flores de apenas 29 años, no solo eso, poco después lo hacía apadrinar a su hija recién nacida, Teresa. ¡Esa también es la verdad!
Con el beneplácito del Libertador, quien, en sus propias palabras consideraba a Flores “anexo a su persona”, y ante el insistente desdén de Sucre por los cargos públicos, habría designado en su lugar a Flores con las amplísimas atribuciones civiles y militares de la Prefectura General del Distrito del Sur.