Carlos Alberto Palacios Riofrío falleció el sábado pasado. Se distinguió, desde muy joven, por su personalidad discreta y respetable. Su comportamiento de señor, a carta cabal, dotado de una clara inteligencia que le permitió formarse en uno de los campos de la Academia –el jurídico-, para continuar adentrándose, paralelamente, en el conocimiento de diferentes materias. Fue así que comprometió su desempeño exitoso en la Banca local, en el Parlamento Nacional, y el cumplimiento de otras importantes funciones que le demandó la sociedad lojana.
Fue un gran lector e investigador. Cultivó la oratoria; sus bien elaborados discursos pronunciados con una dicción y tono de voz apropiados, serán –por siempre- parte de la memoria de quienes tuvimos la satisfacción de escucharlo. Incursionó en la poesía, fue Miembro de Número de la Casa de la Cultura Ecuatoriana– Núcleo de Loja. Carlos Alberto será un referente.