Si bien es cierto que todavía no ha trascendido ni ha tomado ninguna decisión efectiva de importancia, el presidente Lenín Moreno, no es menos cierto, que sus primeras actuaciones van en dirección correcta, como el “Diálogo”, con quienes quieren la paz y el entendimiento entre sus congéneres, pero a veces esta actitud no es bien vista entre sus partidarios, como las tres excelsas damas de AP, Gabriela Rivadeneira, Marcela Aguiñaga y Rossana Alvarado, que amenazan con desafiliarse del movimiento, si continuaba el diálogo con la oposición, es decir que pretenden imponer al Presidente tomar sus propias decisiones. Todavía no asimilan el cambio del presidente Moreno, de una actitud prepotente, agresiva y autoritaria que tenía Correa, frente a sus opositores y a quién contradiga su omnímoda pretensión, frente a una conducta de pasividad y de respeto, que todos nos merecemos. La ruptura entre estos líderes era inevitable, más aún que el ex presidente Correa le tildó de desleal y mediocre, pues no compaginaba con su modo de gobernar. Pensó que iba por el mismo sendero de confrontación y autoritarismo, pues no, Moreno cambió su estilo propio, y cruzó la línea roja, de la paz y la cordialidad, esperemos que maneje con paciencia y sabiduría nuestro país que está al borde del abismo.