La libertad es un cochero que con cintas blancas conduce el coche de la justicia hacia destinos gloriosos. La libertad demanda responsabilidad en sus quehaceres.
Ella se deleita en el privilegio de sentir la independencia de la voluntad.
El amante de la libertad busca romper las cadenas de la esclavitud, y es declarado libre del sometimiento y de la tiranía de la corrupción.
Por otro lado, el libertinaje es un cochero que con gruesos grilletes y pesadas cadenas conduce el coche de la esclavitud por tenebrosos senderos. El libertino se regodea en los sórdidos brazos de la desvergüenza y el extravío. El libertinaje es liberticida, porque ansioso busca la muerte de la libertad.