Me ha sorprendido de manera bastante penosa las expresiones del Fiscal General del Estado, en un afán de parecer gracioso.
La justicia no es algo que se deba banalizar, y mucho menos por parte de un abogado que ocupa un cargo de mucha responsabilidad. No tiene gracia abordar un tema de corrupción, con una denuncia que deja en el aire muchas preguntas, con un simplismo de esa naturaleza: “sabemos que Odebrect es el corruptor”!!
Se espera de la Fiscalía que nos informe cómo avanza la investigación sobre esta denuncia que debe iniciar de oficio, no amparase solamente en que “esperamos que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos nos dé los nombres de los involucrados”.
Concuerdo con la abogada que declaró, públicamente, que la Fiscalía debía haber iniciado ya un proceso de investigación serio y comprometido con el anhelo del pueblo ecuatoriano para determinar los responsables de este (o estos) nuevos actos ilícitos.
El mencionar lo obvio, y mostrarlo como avance de una investigación, es propio de un afán de burla a las aspiraciones populares. No es propio de un alto magistrado.
No hay impedimento alguno para que se inicie una investigación local: podemos determinar qué contratos se firmaron con Odebrecht, quienes estuvieron involucrados, proceder a investigar las cuentas, patrimonios, etc. Lo mismo que una Comisión de la Asamblea propone que se haga con el Alcalde de Quito: por qué solo al Alcalde de Quito y el contrato del Metro y no a los otros contratos firmados por Odebrecht en Ecuador?