El alcalde Mauricio Rodas era el principal personero de la fundación Ethos, que promovía los principios del gobierno responsable. Basado en principios éticos.
Al firmar un contrato para la ejecución del Metro de Quito, pone en riesgo su credibilidad porque esa en una empresa que maneja sus asuntos de manera corrupta. Podría inclusive firmar el contrato de buena fe, pero en el desarrollo de la obra nadie podrá estar seguro de las propuestas indecentes que la firma proponga a los mandos medios y fiscalizadores, porque esa es su manera de actuar.
La descalificación ética de esa empresa, era un argumento perfecto para que ese contrato no se firme, porque nadie puede obligar a suscribir un contrato con quienes no ofrecen garantías de rectitud. Hay que recordar que estos señores trabajan corrompiendo a los más altos niveles administrativos. Por esa razón, Dilma Rousseff y Lula da Silva están involucrados.
Por otra parte, si insiste en hacerlo, lo más importante para los ciudadanos que pagamos impuestos es conocer si la ciudad puede garantizar el costo, ya que es un proyecto subsidiado con pasajes bajos y si se compromete el esquema financiero, la ciudad quedará en una situación de abandono. Lo mínimo que se le puede pedir al señor Alcalde es que presente un plan coherente de repago de los créditos.
Finalmente, ante la lamentable situación financiera del país, provocada por la mala conducción económica del Gobierno Nacional y del presidente Rafael Correa, conseguir créditos onerosos para financiar la obra, significa cohonestar la abusiva forma de endeudamiento y la insolvencia del país, que no exhibe una fórmula para el pago de la deuda pública.
Hay algunos concejales que se ven aparentemente comprometidos ya para la aprobación del proyecto, es decir la mano de la constructora.
A mi entender, hay otras fórmulas para la solución del transporte masivo y se ha escogido la más cara y menos sustentable.
Mientras no firme, todavía está a tiempo.