Existen dos tipos de izquierda: una progresista y otra retrógrada. La progresista, hace que los países se desarrollen; porque respeta la propiedad privada, la libre expresión (obviamente con responsabilidad), se preocupa de los adecuados equilibrios macroeconómicos, no incurre en desequilibrios fiscales permanentes, se abre al mundo, no firma acuerdos comerciales únicamente por motivos ideológicos; a la prensa la considera su aliada, es pragmática. Ejemplos de este tipo de izquierda, lo encontramos en: Brasil, Chile, Perú, Uruguay, Suecia, Noruega, Finlandia, etc.
La otra, la retrógrada, persigue a todo aquel ciudadano que piensa diferente al Gobierno, expropia, le tiene sin cuidado la macroeconomía, es populista, derrochadora, inflacionaria, firma acuerdos comerciales únicamente con países “aliados”, es ideológica. Ejemplos los encontramos en: Cuba, Venezuela y Corea del Norte. La izquierda progresista se denomina: social democracia de mercado, la retrógrada: socialismo puro y duro; ¿el siglo?, el siglo es lo de menos.