Qué acertada la decisión de nuestro Presidente. No participar en la cumbre continental fue lo mejor que se le pudo ocurrir. Si a esto le añadimos la ausencia de Chávez a la cita hemisférica, la felicidad de los colombianos debió haber sido completa. Qué suerte la de nuestros vecinos, se libraron de la conocida y cansina retórica de dos invitados incómodos, en tanto que nosotros la sufrimos otro sábado más. Así nos enteramos que en la última visita a un hospital de Guayaquil, lo que la maléfica prensa presentó como pacientes que reclamaban atención médica y medicamentos, en realidad eran seguidores del Presidente, invitados a acompañarle en su recorrido y cancelar a otro de sus colaboradores, nombrado hace poco director de ese hospital. ¡Qué extraño, si parecían enfermos! Debe ser incómodo tener esos invitados, lo mismo les pasó a los colombianos, pero tuvieron más suerte.