Buenas tardes, soy una ciudadana que ama la ciudad y el país, ¿pero de qué país podemos hablar ahora? La propaganda indica que esta es una ciudad segura, que los atracantes ya no existen. Que los personeros encargados de nuestra seguridad están preparados para defender nuestros derechos. Qué vil mentira. Hace días, cuando los seguidores del Gobierno de turno vinieron al festejo popular en el famoso parque Bicentenario, gran obra del Alcalde (que es un desastre), individuos que asistieron a este acto a 5 metros de la casa, en av. Real Audiencia, que estaba atestada de los transportes de los seguidores, asaltaron a un joven de 16 años, lo amedrentaron, y entre cinco le robaron sus lentes, que son necesarios para su vida, y un reloj. Gracias a Dios solo le robaron. Este chico es mi sobrino.
Hoy, saliendo de mi trabajo en mi carro, con el vidrio apenas abierto, en el semáforo de la av. América y 18 de Septiembre dos asaltantes con amenaza de matarme ( “Si no me das el anillo y el teléfono te meto un tiro.”) se apoderaron de lo único que pudieron ver: un anillo.
¿A quién nos quejamos? ¿Quién nos va a proteger? ¿Será que esta ciudad puede volver a ser la hermosa y tranquila metrópoli donde se caminaba con paz y orgullo?