Tengo 78 años de edad y soy un jubilado de dicha institución desde hace muchos años atrás, tantos que ya no recuerdo con precisión cuántos son. No he necesitado de sus servicios médicos, dando gracias a Dios, pero hoy los requiero por un problema de próstata, para lo cual estoy esperando ser operado desde hace 8 meses.
Originalmente me agendaron al Centro de Salud Asista-Net del cual tengo la mejor imagen por la eficiencia de sus servicios, pero posteriormente tuve que recurrir al Hospital Andrade Marín, para que me realicen tres exámenes solicitados por la especialista.
Lo grave es que cada indagación, supuestamente, se puede hacer cada 2 meses, porque los equipos estarían ocupados. Para el examen de laboratorio, me dieron el turno 283, porque los anteriores habían sido ya repartidos desde las 6 de la mañana. La muestra pude recién entregarla después de hacer cola por 2 horas, lo cual para los viejos que esperábamos de pie ser atendidos, sí resulta sacrificado.
Contando con los análisis referidos, debo volver donde la especialista, para que decida si me operan o no, porque hace 6 meses que me atendió, no estaba convencida de la intervención, por lo que, dada mi edad avanzada, creía que lo mejor es solamente “esperar la voluntad de Dios”.
No para solucionar mi problema, si no el de cientos o miles de personas que buscan atención en el IESS, es indispensable trasladar las solicitudes de atención médica a centros privados, pues la sobre demanda de servicios se origina en el aumento demagógico y no programado de beneficiarios, sin dotarles de la infraestructura necesaria, pues se olvidaron que primero hay que ponerse las medias y después los zapatos. Iván Escobar Cisneros