Leer las opiniones de Roque Morán Latorre, en la columna “Década… ¿perdida o ganada?”, nos permite reflexionar sobre una realidad que ha vivido el país por décadas. Definitivamente, son apreciaciones muy sesudas y convincentes.
El columnista se refiere, entre otras cosas, a los defensores y detractores de la gestión de los gobiernos, que se trenzan en furibundos debates y que, a la postre ,no tienen asidero y más bien nos dejan más confundidos y preocupados por el futuro de nuestra patria.
En uno de sus comentarios, dice que hay “figuras” que aspiran a resucitar partidos políticos que en su oportunidad no fueron capaces de hacer propuestas adecuadas que hubiesen resuelto los problemas acuciantes que nos aquejan. Y es aquí cuando me permito emitir mi primer comentario. Es imperativo dejar el discurso demagógico que orienta todos sus decires al bienestar, felicidad y santificación del pueblo, cuando esos anhelos deben estar orientados a toda la Nación. Lo que quiere decir que el pueblo sería uno más de los beneficiarios de las propuestas, toda vez que la Nación está compuesta, además, por empresarios, políticos (no politiqueros), maestros con verdadera vocación, burócratas (me refiero a los que se merecen su paga), comerciantes, deportistas profesionales, amas de casa, periodistas, etc.
Las empresas, como las naciones, no prescinden de una filosofía de vida. Ellas crecen y prosperan en razón directa del estricto cumplimiento de sus obligaciones para con la sociedad. (J. M. Pinto).
Otra de las apreciaciones del Sr. Morán es que los “adalides” en esta contienda, en su momento no fueron capaces de formar líderes nuevos y cuadros renovados. Es obvio que necesitamos un verdadero estadista que conozca el negocio del Estado y que tenga como premisa la responsabilidad social fundamentada en valores y principios del relativismo ético. Ese líder deberá ser asertivo, un guía que lleve al país por la senda del desarrollo y no que se centre únicamente en ganar elecciones y derrochar los recursos del Estado. Richard P. Cooley dijo: “ Liderar es una acción, no una palabra”.
Dice Morán Latorre que duele ser testigos de una visión tan miope, donde solo se atisba las elecciones próximas y se refiere además a los privilegios de unos pocos, cuando es necesario entender que esos privilegios deben cobijar fundamentalmente a las clases compuestas por los niños, ancianos, desvalidos, enfermos. Goethe reflexionó que “Mandar es fácil; difícil es gobernar”.
En las próximas elecciones, ¿habrá de dónde escoger?