La intoxicación de 114 personas y 29 fallecidos es el resultado del licor que se fabrica en el país artesanalmente sin control de las autoridades sanitarias. Desde que los estancos dejaron de supervigilar esta actividad, en el país se relaciona lo informalidad con la pobreza y no con la falta de conocimiento de las leyes que norman la seguridad de todos, tampoco de la preparación, elaboración, producción y comercialización que muchos productos artesanales deben cumplir.
Actualmente se desarrolla la Ley de Control del poder del Mercado, las autoridades deben considerar que las actividades privadas tales como supermercados, distribuidoras de productos, etc. exigen a sus proveedores artesanales y microempresarios que cumplan con las normas legales, lo hacen por razones de competencia y supervivencia. Por otro lado, mercados y espacios populares están ausentes de controles sanitarios. El Gobierno y los municipios deben mantener control permanente y tratar por todos los medios que los productores “artesanales” se incorporen al desarrollo formal que el país necesita.