Se ha generalizado, desde hace muchas décadas, exigir requisitos, documentos, trámites, y procesos innecesarios, obsoletos, inconsistentes, complicados y, fundamentalmente, sin anteponer el verdadero resultado, beneficio o perjuicio para el usuario, sea este económico, pérdida de tiempo, frustración en la mayor parte de los casos, “no hay sistema”, y sujetos a múltiples interpretaciones.
Las razones para exigir o utilizar lo innecesario son varias y quizás de origen muy antiguo, como son los códigos, leyes, reglamentos, y demás legislación vigente que llena los anaqueles y espacios físicos inclusive computarizados. Los legisladores, gobernantes, autoridades de los sectores público y privado, y también a nivel personal no hemos reparado en la calidad de la información y su agilidad para obtenerla y aplicarla.
Son innumerables los ejemplos para demostrar semejante atraso. Así: pedir la partida de nacimiento al ciudadano que tiene cédula de identidad, partida de defunción “actualizada”, tareas inaccesibles a los estudiantes en especial a nivel de tesis de grado universitario de 100, 200 y más páginas, o 2, 3 tomos, en las cuales consta bastante información, que en muchos casos no contribuye al objetivo y demostración del tema o hipótesis. Y hay docentes que recién revisan en el grado oral. Actas de sesiones, escrituras, y otras que no contribuyen a su comprensión, desde la fecha y No. de cédulas hay que poner en palabras. ¿Es prohibido utilizar números?
En la Constitución de la República y otras leyes, sus artículos no tienen título, lo que hace muy compleja y confusa la ubicación de algún tema. El Código Penal vigente tiene 730 artículos y la frase “será sancionada con pena privativa de libertad de ……… años” se repite aproximadamente 800 veces. La solución a estos problemas no es una cuestión de ley o de liderazgo. Está en todos los ciudadanos que, en sus diferentes posiciones, podamos contribuir desde el inicio, con la exigencia de información y procesos estrictamente necesarios, lo cual redundaría en incalculables beneficios para la sociedad ecuatoriana. Es hora de cambiar.