Indignación es lo que sentimos, pero más que nada, impotencia. Tres seres humanos cometen el error de ser responsables con su trabajo y se enfrentan a la muerte y pierden la batalla; pero salen avante con su cometido profesional, el mismo que claramente EL COMERCIO del sábado 14 lo describe al decir que: Javier Ortega era pasión por indagar y narrar; Paúl Rivas, alegre como con fondo musical, llegaba a las coberturas; y, Efraín, la amabilidad al volante.
Su deceso coincide con la celebración del día del maestro, celebración empañada por la acción criminal de un grupo de sinvergüenzas, que camuflados en disque ideologías de izquierda, cometen atrocidades. Este 13 de abril quedará grabado en nuestros sentimientos y servirá como ejemplo de trabajo tesonero y valentía.
Los tres al llegar donde nuestro creador, se pondrán a cuentas e inmediatamente Javier ha de querer investigar y narrar los acontecimientos en un mundo que no conocemos, él ya lo conoce; Clavito Rivas sin perder tiempo se ganará a los que ahí se encuentren y los retratará para la eternidad; y, Efraín de seguro querrá conducir por el paraíso los vehículos celestiales.
Paz en sus corazones y conformidad en sus mentes, le pido a Dios para los familiares de estos tres hermanos ecuatorianos.
Felicito a quienes salieron a demandar por la vida de los colaboradores de EL COMERCIO y estuvieron en permanente vigilia en plazas y calles. A partir de ahí, se supone nuestros gobernantes a más de decretar duelo nacional e izar las banderas a media asta, deberán tomar acciones contundentes y cumplir sus ofrecimientos de “mano dura contra los delincuentes”. Sabemos que nuestras fuerzas armadas y Policía están preparadas para cumplir con su misión de resguardar la paz.
Se dice que la “unión hace la fuerza”, entonces aprovechemos la colaboración que nos ofrecen los gobiernos colombiano y norteamericano y en suma de esfuerzos demos por terminado un problema que nos agobia. Para concluir expreso mi admiración para Javier, para Paúl hermano de mi amigo y compañero Ricardo; y para mi tocayo Efraín. Paz en sus tumbas.