Una de las tradiciones más importantes de la cultura popular mexicana, (recreada en la película “Coco” de Disney y Pixar) es aquella en la que coexisten el mundo de los vivos con el de los muertos.
Efectivamente los muertos no lo están del todo, existen en el otro mundo y su existencia está garantizada por el recuerdo de ellos; de suerte tal, que si se pierde el recuerdo, el difunto desaparece inexorablemente; esto a propósito del destino de los llamados “contenedores de la memoria”. el Museo Nacional que lleva cerrado más de tres años, la Biblioteca Nacional cerrada por más de dos años, el Archivo Nacional con serias falencias presupuestarias, muestran a las claras, el desdén y descuido del Estado (más allá de funcionarios y autoridades, a ratos se veniferencia de la sociedad.
(¿Han dicho algo historiadores, escritores, intelectuales, museólogos, archivólogos, bibliotecólogos?). ¿Qué ocurriría si el Museo Antropológico de México, o el Museo del Oro de Colombia, o la Biblioteca Nacional de Chile o de Argentina, estuviesen cerrados por tanto tiempo?, sus sociedades, seguro, que no lo hubiesen permitido y ante su solo intento, hubiesen exigido del Estado no solo respuestas claras, sino el establecimiento de responsabilidades; Sin embargo en los últimos días hay una declaración presidencial alentadora que habla del 18 de mayo como apertura del Museo Nacional, sabemos que los funcionarios de la Subsecretaría de la Memoria Social trabajan contra reloj. Esperemos.