Sobre la carta titulada ‘Que la Iglesia dé el ejemplo’, del 3 de mayo, algunas precisiones:
1) El Vaticano no es el Estado más rico del mundo.
2) La riqueza artística que la Iglesia ha generado y preservado por siglos tiene un valor muy grande. Sin embargo un cálculo podrá demostrar que la venta del Vaticano entero no alimentaría a algunos necesitados del mundo más que por unos días. La Iglesia custodia esa riqueza (que tiene además un valor espiritual y humano) y permite que todo el mundo la disfrute, la mayoría de las veces gratuitamente o con un costo mínimo. Más allá de la dificultad de vender la Capilla Sixtina, no veo que se exija a Francia que venda el Louvre, y los franceses, a pesar de la crisis, no andan buscando postores para la Victoria de Samotracia.
3) La Iglesia tiene casi 125 000 instituciones asistenciales. Esto incluye hospitales, hogares de ancianos, atención a leprosos y moribundos, orfanatos, etc. Consideremos los millones de jóvenes que reciben educación en colegios, escuelas y universidades católicas, educación por lo general asequible y de calidad.
4) Sobre los “altares bañados en oro”, remito a Éxodo 25 y Juan 12. A buen entendedor…