Pese a que en algo han mejorado los servicios del IESS, algunos de estos siguen siendo mediocres como desde hace décadas. Un ejemplo es el de salud: desde hace meses empecé el calvario de sacar cita para hacerme atender por un médico, luego varias semanas para los exámenes, después un frustrado diagnóstico, tomé los medicamentos, pero los problemas de salud iniciales siguen.
Claro que también he pasado por los tradicionales maltratos por parte del personal, las interminables filas y molestias, así como por los “ecuatorianísimos” traspapeleos y reiteradas confusiones. Para indicarle lo último al médico y que intente otras opciones, he llamado decenas y decenas de veces al centro de llamadas y no me dan cita desde hace muchas semanas.
Me llegaron a decir que me podían dar una cita para 2012 o que tenga paciencia, que asimismo es de insistir durante meses. Gracias a Dios aún estoy joven y no tengo una enfermedad muy grave, pero imagínense casos de ancianitos y/o con enfermedades catastróficas; sobre eso he escuchado casos desgarradores. Con esa calidad de servicio estoy convencido de que habrá varias personas a las que primero les llega la muerte antes que la cita. Economista González: ¿por qué en lugar de gastar tanto en publicidad que no dice toda la verdad, usted no ajusta donde haya que hacerlo para mejorar el pésimo servicio de salud y los otros?
No exijo que me regalen nada ni que me traten como no lo merezco, sino algo justo: que así como me han debitado durante años los aportes al IESS en forma puntual, de igual modo me brinden una atención con calidad, oportunidad y digna.