Los censores están dedicados a estudiar “el factor discriminatorio” en las tiras cómicas. “El humor es algo serio y nadie debe burlarse de él”, han dicho. Nos recuerdan a aquel asambleísta que denunció que “Thatcher asesinó al Che… cuando estaba vivo”. Las entidades de censura son el hazmerreír de las redes con testaferros diciendo cada cosa. La Secom trajo a una española para formar un laboratorio que extraiga la “fórmula exacta de la objetividad informativa”. (¿La nominarán al Nobel?) En época de caricaturas rectificadas, cuesta aguantarse la risa aunque el buen humor nos lleve a la cárcel.