Cuando algo sale mal siempre se inventa una disculpa, el mediocre instintivamente justifica su fracaso haciendo el papel de víctima y ofendido. Todos en el país tienen diferentes ideales y objetivos, solo una minoría vive pensando en que algún día un golpe de suerte le permitirá adquirir una vivienda, un vehículo, una finca o un viaje de placer a Miami, otros buscan olvidar sus raíces como también el partido al que traicionaron. Mucha gente vive con la esperanza de que las cosas mejoren, que la salud, la educación o la vivienda lleguen por arte de magia o por decisión de profetas o mesías que hagan el milagro como los bonos solidarios financiados con impuestos de la ciudadanía. El fracaso tiene mil excusas, el éxito no requiere explicación mientras los mercaderes de ilusiones siguen culpando de su frustración a la tan “malvada oposición”, las personas de éxito siempre tienen una visión de futuro , los perdedores y oportunistas siempre tienen una excusa y un culpable.
El líder ante un obstáculo encuentra una oportunidad para servir, los mediocres encuentran la ocasión para mentir, servirse del cargo o hacer fraude. La verde burocracia consume sueldos dorados para crear y ocasionar problemas más nunca para solucionarlos, mientras el pueblo hace esfuerzos por sobrevivir en un medio hostil.
Para llegar a ser un buen administrador o un buen político hay que demostrar capacidad para resolver problemas, no para encontrar responsables a su ineptitud. Los líderes se adaptan a las circunstancias, saben y producen resultados, los mediocres buscan excusas, insultan y atemorizan.