La noche del jueves 28 de octubre, los ecuatorianos conscientes de este país fuimos testigos de un histórico debate protagonizado por los economistas oficialistas Rafael Correa, Patricio Rivera y Fausto Herrera; frente a los opositores Mauricio Pozo, Alberto Dahik y Ramiro González. Como moderador estuvo Rodolfo Muñoz.
El debate, evidentemente, estuvo inclinado al lado del oficialismo, con un moderador que en vez de periodista parecía un “experto económico”. De todas formas, resulta saludable, que el Gobierno, que se ha negado reiteradamente a debatir sus tesis económicas, lo haya hecho.
El ganador fue el gran público, que tuvo la oportunidad de identificar en la praxis en qué consiste el tan satanizado neoliberalismo, defendido solventemente por Alberto Dahik y Mauricio Pozo. Nos quedaron debiendo los economistas Ramiro González y Rafael Correa, con más dosis de sentimiento y carga ideológica, antes que razón y doctrina económica. Aunque es bueno que el economista Correa le haya anunciado al país que ha reducido el gasto público para el 2016 en alrededor de 10 mil millones de dólares, en relación a la Pro forma del 2015, por lo que el déficit estaría en el 2,4% del PIB. (Déficit, técnicamente manejable).
En suma, los economistas liberales (porque el neoliberalismo es una etiqueta política, que no existe) le dijeron al Gobierno, algo que muchos economistas también le hemos dicho: Reduzca el gasto público, no culpe al dólar, al petróleo o a la crisis china; confíe más en la inversión privada, elimine las salvaguardias, retire las leyes de herencia y plusvalía, atraiga la inversión extranjera, aléjese del nefasto populismo dicharachero y socialista del siglo XXI.
Los ecuatorianos no queremos dilapidar nuestros recursos, como lamentablemente lo hicieron Grecia o Venezuela.