Si evaluamos el comportamiento de la oposición en estos años de “reinado” de Correa, con seguridad la calificaríamos de “casi deficiente” (salvo honrosas actitudes de excepción como la fusión parcial de la izquierda) pese a que no hay la elemental unidad de acción, como en Venezuela; aquí, cada uno llora con su pañuelo y cada cual pretende liderar posiciones con afanes de notoriedad, para “cosechar” electores.
A este paso, con firmas auténticas o no en el CNE; con unos candidatos presidenciales folclóricos como Alvarito y cuando estamos a escasos días de las elecciones; no es necesario ser brujo, para avizorar quien triunfará… Con una oposición que parece “gobiernista” y si además consideramos la obra de Correa, que moros y cristianos la reconocemos; su majestad podría reinar no solo un período más, sino hasta cuando le dé su real voluntad…
Ante esta “triste” realidad, lo lógico sería que toda la oposición (para salvar los muebles) enfile esfuerzos electorales para procurar ganar el Poder Legislativo y de esa manera equilibrar poderes, solo así el Presidente cambiaría el carácter y conseguiríamos que enmiende errores, que desprestigian su labor administrativa, lo que permitiría el buen vivir en democracia, tanto para gobernantes como para gobernados…