Ante acontecimientos que suceden en este país, no solamente en los nueve años del actual gobierno, sino en gobiernos anteriores, los ecuatorianos nos hemos quedado callados, pues “guardar silencio es ser cómplices de lo que sucede, es renunciar a la esencia de uno mismo e irse en contra de sus principios y valores”, pues es responsabilidad de cada uno de nosotros.
Cometemos el gran pecado de “omisión”, nos conformamos con las condiciones, más aún, si se protesta se corre el riesgo de que nos suceda algo, vemos casos de desaparición de personas, etc.
Pero aquí está el deseo de cada uno, de denunciar la corrupción existente. No tengamos miedo y denunciemos toda clase de actos contrarios a la ética y moral. No creo que valga la pena, enumerar los cientos de casos de corrupción, todos lo sabemos, simplemente no permitamos que suceda.
La corrupción no solamente se trata de dinero, existen otros actos, el abuso, el descarte, la exclusión, el irrespeto, la coima, las preferencias, la injusticia, leyes direccionadas, la mentira, el engaño, y un inmenso etcétera. Hagamos de este, un país grande, las condiciones las tenemos, solamente falta el deseo y la actitud de cada ecuatoriano.