Fue el seudónimo de William Mark Felt, el fisgón más grande de la historia que comprometió al presidente Nixon y provocó su dimisión en 1974. “Garganta profunda” fue el ejemplo del fisgón perfecto, tanto, que a los 93 años tuvo que delatarse él mismo antes de morir. En los jóvenes periodistas Woodward y Bernstein encontró el apoyo para indagar a los intrusos que incursionaron en las oficinas demócratas de Watergate para instalar cámaras y espiar para Nixon.
Los fisgones espían y el espionaje es grave porque los asuntos de Estado son secretos. El encuentro de cámaras escondidas en el despacho de Lenín Moreno no es chiste como lo considera Correa y sus ovejunos, que antes del inicio de la investigación, ya se permiten declarar que los cables estaban sueltos y que el aparato estuvo apagado 10 años a pesar que el Presidente lo tocó caliente.
¿Cómo proceden los equipos de protección e inteligencia del presidente (léase Senain), qué esperan que las cámaras de espionaje sean descubiertas? Esto es una muestra de que para Correa, la estadía de Moreno en la presidencia es una broma de mal gusto y que sus intimidades pueden ser develadas por cualquier aprendiz de Garganta Profunda, a vista y paciencia del Ministro de Defensa que como buen ‘Madurista’ recientemente condecorado, está obligado a obedecer al Foro de Sao Paulo.