El 21 de este mes se sorteó la edición 2017 de Copa Libertadores, que ya no se llama así sino Conmebol Libertadores.
Esta “genialidad” sumada al cambio de logo, que ya no es el mítico balón con el mapa de Sudamérica sino una figura que parece un puñado de tallarines, al cambio de formato que ahora tiene un interminable número de fases, a la decisión de sortear los octavos de final cuando antes los equipos acertadamente se emparejaban en ellos según sus puntajes en fase de grupos, etc., son una serie de caprichos de Alejandro Domínguez, titular de la Conmebol.Domínguez busca “europeizar” la Libertadores. Solo le falta crear un himno similar al de la UEFA Champions League para la Libertadores pero cambiando la letra, anular el criterio del gol diferencia, pedir que caiga bastante nieve, así sea artificial, en los estadios de Sudamérica para parecernos a Rusia o exigir a los hinchas que ya no gritemos Gol sino Yes para parecernos a Inglaterra. Se ha pedido a Domínguez que respete la identidad del fútbol sudamericano, pero quizás sus oídos ya no entienden el español sino el esloveno, porque capaz ahora se cree el gemelo de Ceferin, presidente de la UEFA.