Se asocia al fundamentalismo con algo indeseable y al fundamentalista con alguien siniestro, violento y criminal. Pero no siempre es así.
Hay ejemplos de hombres de valor que fueron fundamentalistas en sus ideas y principios, como Mahatma Gandhi y Martin Luther King, quienes lucharon sin violencia por valiosas reivindicaciones sociales.
Mientras el escarnecedor siempre será un burlador cruel que irrespeta el principio fundamental de los derechos humanos; el fundamentalista religioso o político puede ser un monstruoso asesino, digno no de escarnio, sino de juicio y castigo, o un noble y valiente defensor de su fe y los DD.HH.