Soy una persona directamente afectada por la lentitud con que se tramitan los juicios en el Ecuador. En el caso particular del suscrito tengo dos contra el mismo ciudadano: el uno por daños y perjuicios; y el otro por una letra de cambio girada a mi favor.
El primero viene ventilándose nada menos que tres años que corresponden a la primera sentencia; a la ratificación por parte de la Corte Provincial de Pichincha y al trámite en la Fiscalía para demostrar la “quiebra fraudulenta” del deudor. El segundo no cuenta, hasta el momento, ni siquiera con la sentencia del juez de primera instancia y ha transcurrido ya un año y medio, por lo que habrá que esperar, cuando menos, otro año más para que el caso pase a conocimiento y ratificación de la Corte Provincial.
El deudor mientras tanto vive tranquilo, se ríe de sus deudas. Este es el Ecuador que odiamos los ciudadanos honestos y que lo adoran los inescrupulosos .