Pedir que no crucen la frontera resulta ridículo. Son libres y pueden hacerlo. Si los ecuatorianos cruzan la frontera es positivo, demuestra que tienen una moneda dura-fuerte que pueden comprar, es un signo de riqueza. En el Ecuador de antes, del sucre solo en pocas épocas llamadas buenas sucedía lo mismo.
Si nuestros productos están más caros, no olvidar las salvaguardias que han encarecido toda importación. Que encarecen incluso las manufacturas nacionales, pues muchos de sus constituyentes son importados.
Acaso se ha favorecido la inversión, la innovación, pues cualquier dueño de negocio sabe que hay que multiplicar el volumen para abaratar.
Los negocios de Tulcán son manejados por individuos más sabios que muchos que los que nos dirigen. Muchos no solo son de Tulcán. Lo tienen en Ipiales, pues -si no lo saben- son biculturales, son binacionales.
¿Cómo creen que ellos han subsistido los años de bajas y de altas a ambos lados de frontera? Las relaciones no solo que son buenas, son interfamiliares. La frontera es una línea pero los unen, nos unen, relaciones de muchos años.
No se puede tratar de culpar e intentar retirar el dólar para justificar la incapacidad de manejar adecuadamente nuestra economía.
La situación de una sola ciudad si así fuera, debe ser estudiada para lograr soluciones de ser necesarias, pero dejar al dólar que es lo positivo ante el desastre…
Los equivocados, los engañados, prohibido olvidar.