La FIFA, órgano rector del fútbol a escala mundial, ha requerido a la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) que informe sobre la sanción que debió imponer al club Deportivo Quito, so pena de excluir al país de torneos internaciones, de marginarle como incumplidor de “semejante deuda”, pese a que la misma ya fue pagada al jugador que demandó ante ese organismo.
Esta actitud de la FIFA lo presenta a esta como el sumun de la rectitud, de la corrección; la mata de la honestidad, al punto que su inmaculada competencia está sobre los legítimos intereses de un país futbolizado, cuya única actividad que lo une y lo motiva es precisamente este deporte.
Esta actitud del organismo mundial contrasta con las gravísimas denuncias en contra de –nada más ni nada menos- su máximo personero, que no solo habría recibido dinero non sancto sino que también habría entregado. Mientras allá, en esas esferas, hay una danza de millones de dólares y euros; acá, en estos lares tercermundistas que pujamos por descollar en el fútbol, se fijan en valores ínfimos para amenazar con exclusiones que atentan contra los derechos de todo un país que ya debería hacer valer su soberanía.
Con respecto a la FEF, será motivo de otro comentario porque ahí también hay mucha tela que cortar…