Es de conocimiento público la expulsión de sus filas, que “cuatro” dirigentes de Alianza País han decidido contra el presidente Moreno, por alejarse, supuestamente, de los postulados políticos del Movimiento y haber cometido la “insensatez” de acercarse a algunos dirigentes de la oposición a Correa, aunque oficialmente la decisión se habría tomado por no asistir a las sesiones a las que habría sido convocado.
En el fondo creo que Moreno debe sentirse agradecido de que sus ex compañeros hayan tomado dicha resolución, porque ello le va a permitir separar de su Gobierno a todos los correístas. Tomar medidas independientes del sectarismo al que le quieren llevar y combatir “sin favor a nadie” la corrupción, porque pese a las evidencias presentadas se pretende ocultarla para “salvar” el proyecto político, aunque creo que ya es muy tarde.
Cualquiera sea la verdad, parecen infundadas e infantiles las razones de la medida tomada, pese a lo cual, los dirigentes abrogándose atribuciones de la Convención Nacional, han procedido a sancionarlo, tal vez cumpliendo “órdenes superiores” por el llamado a Consulta Popular que busca básicamente evitar la reelección presidencial y remover a las autoridades que fueron nombradas por el famoso Consejo de Participación Ciudadana, lo cual terminaría con el sueño perverso de volver indefinidamente a la Presidencia de la República y la eventualidad de sustituir principalmente al Fiscal General por otro más independiente.
Dejar de influir en todas las dependencias, principalmente en la Contraloría, la Fiscalía y la Función Judicial es lo que más les asusta a los revolucionarios de las “manos limpias”.