Nuestra ayuda a los hermanos venezolanos debe ir más allá que el simple permiso a que laven el parabrisas. Al margen de lo que la Acnur nos exhorta en principios de protección internacional y humanitaria, lo que ellos necesitan es trabajos. Como política de Estado, urge flexibilizar la Ley de Contratación Laboral en materia de remuneraciones, que vendría a solucionar gran parte de la problemática de desempleo de nuestros jóvenes conciudadanos e inmigrantes, para poder generar muchas plazas de trabajo, permitiendo que cualquier empresa y persona natural pueda contratar libremente mano de obra sin la obligatoriedad de pagar como mínimo el Salario Básico Unificado que estaría deteniendo el empleo por lo oneroso y alto en prestaciones adicionales. Sin reactivación del sector privado será difícil para el gobierno cumplir con las 250 000 plazas de trabajo anuales que se comprometió en campaña a menos que siga engordando la burocracia. Solo una reforma urgente solucionaría el déficit laboral, y podríamos ayudar a nuestros hermanos.