Éxodo

Es la marcha de un grupo de gentes o pueblos enteros de un lugar a otro. ¿Por qué se van? Porque se sienten maltratados, humillados o matados. La historia es vieja y empezó con Moisés y Josué abriendo el Mar Rojo y el río Jordán para que pasaran los judíos que huían del emperador egipcio.

Su ‘tierra prometida’ recién la encontraron en 1948 por obra y gracia de la ONU. Afganos, sirios y cubanos huyen de la muerte en tierra para encontrarla en el mar y los vecinos colombianos se corren de Maduro cargando lo que les queda a través de un río que, por su caudal, no requiere del ‘milagro’ de los jefes judíos.

Santos le ha pedido a Maduro un diálogo sin irrespeto, insultos, payasadas ni mentiras, y esto porque la hecatombe venezolana la endosa a Colombia, así como la ecuatoriana la culpamos al ‘imperio’, que mal o bien nos aguanta con los dólares.

El éxodo ecuatoriano tiene décadas y sus remesas ayudan a mantener la economía nacional. Cuando alguno llega por vacaciones y ve cómo estamos, huye despavorido al ‘sueño americano’. No se ve la eliminación de ministerios para aliviar el gasto ni otras medidas que aconseja el sentido común.  

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