La era del boom petrolero en Ecuador. La banca ganó mucho dinero y es así que comenzó el despilfarro para demostrar y publicitar su poder económico y atraer la atención de los usuarios. Se inicia la construcción de grandes edificios con muchos pisos, que rascaban el azul del cielo ecuatoriano, que hasta la actualidad numerosos se encuentran desocupados o se los usa como bodegas de desperdicios y nidos de ratones.
Presidentes o gerentes se escondían en fastuosas oficinas relucientes, era el cielo y los ángeles, decenas de bellas secretarias. Obviamente, para hablar con estos poderosos, pretenciosos, era un vía crucis, más fácil era hablar con Dios.
Quebró la banca y estos edificios “elefantes blancos”, no sirvieron para devolver lo que correspondía a sus usuarios. Y al hundirse el barco, fugaron como ratones a la paradisiaca Miami, con excepciones de dos banqueros con dignidad que se entregaron y cumplieron con la justicia. Nuevamente hay nerviosismo por la quiebra de cooperativas de ahorro y el Banco Territorial.