El domingo último, al revisar una entrevista al Alcalde de Quito realizada por un periodista de EL COMERCIO, pensé que era una buena oportunidad para conocer de fuente directa las respuestas que una buena parte de la ciudadanía reclama respecto a la forma en que es administrada la capital, los logros y deficiencias en la gestión, los problemas y soluciones que se proponen para hacer más confortable la vida en la ciudad.
Lamentablemente, el entrevistador había sido un rabioso defensor de la “fiesta de los toros”, que a toda costa quería imponer su criterio de que las fiestas quiteñas habían sido un fracaso por la cancelación de la feria y en ese empeño preguntaba y repreguntaba, con lo cual se desperdició la entrevista.
Aclaro que no comparto muchas de las acciones de la Alcaldía, no me considero un fanático ni a favor ni en contra del toreo, creo también que las fiestas de Quito han perdido la emoción de antaño, que los problemas de movilidad en diciembre son insoportables, que el afán municipal por generarse ingresos no es del todo equitativo, pero que también hay acciones positivas como la disminución del consumo de alcohol, los nuevos bulevares, el reconocimiento a la diversidad cultural y las obras de mantenimiento de calles y avenidas.