Por investigaciones publicadas en EL COMERCIO, el 11 y 14 de junio, conocemos de la importancia que tienen las empresas familiares en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, pues representarían nada menos que el 60% en esta, el 80% en EE.UU. y el 90% en América Latina. En el Ecuador su participación es inclusive más alta (95%).
Por lo señalado, si el Gobierno conoce de varias fuentes de evasión tributaria o más exactamente de elusión fiscal, lo correcto es que se busque reformar la legislación y mejorar los controles para que esto no se produzca, porque el Estado debe perseguir a quienes evaden el pago, pero no a todos, como por ejemplo a los grupos familiares que no solo cuidan la heredad de sus hijos, como equivocadamente se cree, sino también de la estabilidad de sus servidores y de los descendientes de ellos.
Preocupa que se quiera crear impuestos confiscatorios a la herencia porque ellos solo ocasionan costos sociales. No es bueno para la economía nacional que a todos los empresarios se les mire como los enemigos de la sociedad, ya que ellos como los trabajadores son indispensables y se necesitan mutuamente.
El país requiere hoy, más que nunca, de la inversión privada y debe cuidarla y no ahuyentarla comprendiendo que la inversión pública ya no puede seguir siendo el sostén del crecimiento y que las desigualdades económicas se reducirán solo cuando este sea permanente para que todos los factores productivos tengan igual tratamiento.