Quisiera manifestar mi aterramiento ante la muerte de sus tres colaboradores. No hay nada que justifique un acto de barbarie como lo fue el asesinato de esos tres hombres indefensos, tan comprometidos con el periodismo.
Mis colegas y yo acompañamos a las familias de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efráin Segarra, a los colegas de la Redacción de EL COMERCIO y al pueblo ecuatoriano en su inmenso dolor.