Si empujado por el hambre un padre de familia roba un pan para sus hijos, los jueces son implacables, probos y ejemplo de moral acusando de ladrón y condenando a ese pobre hombre a la cárcel; pero a esos honorables ladrones de cuello blanco, delicadamente los tapan y en el mejor de los casos le dicen que se presume de peculado y las investigaciones no pasan de un susto. Ya veremos qué pasa con el Vicepresidente Glas y los culpables de recompensas, coimas, negociados de millones y millones de dólares del erario nacional, para en nombre de la justicia, premiarles con arresto domiciliario. ¡Quién no quisiera esa suerte, a mis años ir a mi casa con unos cuantos milloncitos y pasar a cuerpo de rey por el resto de mi vida, con lujos de toda clase para mis descendientes, sin esfuerzo ni trabajo.
¿Qué dicen los profesionales del derecho frente a tanta farsa? ¿Dónde están los economistas que no dicen nada frente al descalabrado manejo de la economía nacional, la feria del petróleo y el inexplicable endeudamiento externo? ¿Dónde los profesionales de la educación que no se pronuncian frente a tanto mal trato? ¿Con excepción de Oswaldo Hurtado y León Roldós, dónde están los otros ex hombres fuertes que viendo y oyendo de sus administraciones no dicen nada?
Señor Presidente: a mis 76 años, con 50 de discapacidad, doy gracias a esa discapacidad que me enseñó que todo en la vida debe tener el sello de la ética y la moral, que hay que ser rectos y firmes en la lucha por el imperio del bien social, la paz, las libertades y la democracia, contra toda forma de engaño, infamia y corrupción.
¡El que calla otorga!