El Legislativo es el primer poder del Estado. Es constitutivo y se lo ejerce a través de la Asamblea Nacional. En la década del correato, su gestión, fue total y absolutamente negativa. La bancada AP, antes incondicionales y sumisos al expresidente Correa, ahora en permanente y vergonzosa pugna, insistiendo en proteger y encubrir a los corruptos y oponiéndose a todo proyecto de interés nacional, deja una imagen nefasta para quienes de verdad, como simples ciudadanos, nos preocupa el destino y futuro de nuestra patria y que aspirábamos a encontrar alguna nueva y positiva actitud de servir a sus caudalosos intereses. ¡No les duele la patria! Únicamente hemos encontrado “puertas cerradas”, detrás de las cuales se han hospedado las vanidosamente tontas y ridículas posturas de quienes solamente han ido en procura de “desquites” y buscando réditos politiqueros.
Nosotros, ufanos de la significación de algún progreso, insistimos que se puede y se debe más, cuando creíamos que había desaparecido y para siempre el carcoma divisionista entre políticos. Pero hemos sido ilusos, pensando que nos habíamos enriquecido con ideales por un mejor país y por soluciones realmente constructivas, encaminadas a satisfacer las necesidades que exige la solidaridad democrática a través de un sistema en el que convivan la autoridad ejecutiva, legislativa y judicial, en plena y auténtica libertad de derechos.