Desconcierta sobremanera la tendencia ganadora del candidato Donald Trump en las primarias realizadas hasta la fecha para la nominación del candidato del Partido Republicano a la Presidencia de un país tan querido como Estados Unidos. Y no puede ser de otra manera, después de oír semejante cantaleta de insultos y ver posturas tan extremistas en una campaña política para llegar a la Casa Blanca que la denigra.
No queda otra manera que calificar al Sr. Trump de megalómano, triste calificativo para cualquier ciudadano del mundo. Es que creer que su país necesita de un muro como el que existía en Berlín o una gran muralla china para protegerse de unos “enemigos” que quieren destruirlo es vivir en la época de las cavernas. Prometer que hará arrodillar a quienes no comparten los ideales de EE.UU. y su forma de vivir es llegar a límites de soberbia que desdicen de esa misma cultura. Y no es culpa de Trump ¡Allá él! Es de sus seguidores a ultranza y de los engañados.