En Cuenca, su tierra, descansó en paz un gran poeta, Efraín Jara Idrovo. Tuve la suerte de ser su amigo y compañero en el Colegio Borja, dirigido por los padres Jesuitas. Espíritu selecto, muy original en su pensamiento, fraín vivió inmerso en la cultura y así llego a ser reconocido como un literato de prestigio.
Presidió la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay.
Sus poemas, algunos de los cueales fueron escritos en las islas Galápagos, se encuentran ya en la antología de la más pura poesía de nuestro país.
Su bella oda a Pedro Jara, su hijo, que murió joven, y que la tituló “Sollozo por Pedro Jara”, es una lamento estremecedor, un verdadero alarido poético, causados por esa muerte.
Cuenca pierde un gran poeta y los amigos de Efraín, sus compañeros del Colegio Borja, que aún vivimos, le estamos recordando con afecto y mucha pena.