En mayo de 1997 falleció en México el gran compositor y violinista ecuatoriano Enrique Espín Yépez; casi nadie supo de la noticia. La prensa fue muy cicatera en difundir el lamentable acontecimiento. “Como Enrique nunca metió un gol…” manifestó con dejo de resignación y tristeza ante tal indiferencia otro artista de iguales quilates, el guitarrista clásico señor Carlos Bonilla Chávez.
A la muerte de Carlos Bonilla en enero de 2010, sucedió lo mismo. Pasó tan desapercibida que, inclusive, hubo personas que nunca supieron de su existencia mucho menos de su desaparición.
El lunes 8 de abril dejó este mundo una gloria de la canción nacional, no menos importante que los dos ya nombrados, el Dr. Eduardo Brito Mieles. La noticia se publicó el miércoles 10 en páginas interiores. Ninguna autoridad nacional o local se ha manifestado en organizar una digna despedida a tan connotado personaje, no únicamente de la música sino de la jurisprudencia y del quehacer en el servicio público. Y, claro, cabe nuevamente parafrasear a Carlos Bonilla: como Eduardo Brito nunca metió un gol… Con este antecedente me permito solicitar a los organismos encargados del quehacer cultural, se preocupen de aquellas glorias de la música nacional que aún nos acompañan aunque retirados del arte, como por ejemplo las Hermanas Mendoza Soasti, Fresia Saavedra, Nicolás Fiallos y más artistas que han dado lustre a nuestra música. No esperemos que Dios los lleve para vender los discos y organizar los homenajes. Todo en vida.