Durante su última visita a Bolivia, en los primeros días de octubre de 2013, el Presidente del Ecuador, en discurso pronunciado ante una concentración de masas, apoyó radicalmente la tesis boliviana de obtener de parte de Chile una salida al mar; la reacción fulminante de Chile no se hizo esperar: declaró terminantemente que este era un problema bilateral entre Chile y Bolivia. Por tanto, Chile nos cerró la puerta en las narices diciéndonos que no nos entrometamos.
Chile es un antiguo amigo de gran valor estratégico para los intereses ecuatorianos, para su seguridad misma. Hoy, hemos comprometido esa amistad, y sin que nuestra intervención le signifique un avance a la tesis boliviana. La política internacional debe hacerse sobre el cálculo de nuestros intereses permanentes y no por amistades ideológicas transitorias. Una decisión política de tanta trascendencia debió ser consultada con la ciudadanía.